domingo, 19 de febrero de 2012

2010: MOBY DICK (USA, 2010)

Título original: 2010: Moby Dick. Dirección: Trey Stokes. Guión: Paul Bales. Producción: The Asylum. Música: Chris Ridenhour. Intérpretes: Barry Bostwick, Renée O´Connor, Matt Lagan, Adam Grimes, Derrick Scott, Dean Keryling, Jay Gillespie.  Duración: 87 minutos.

De qué va: El Capitán Ahab roba el Pequod, un submarino atómico de la marina norteamericana, con la intención de dar caza a una gigantesca ballena blanca, Moby Dick, que es la responsable de que perdiera su pierna cuando era un joven marino. En su persecución recoge a una joven bióloga, la Dra. Michelle Herman - ¿lo pillan? -, para que le ayude en su búsqueda aunque esta no parece muy dispuesta a secundar las aviesas intenciones del capitán.

La criatura: Ya se sabe que en The Asylum "cuanto más, mejor". Una ballena de proporciones estratosféricas que no corresponde a la especie cachalote de la novela original y, aunque conserva el color blanco, tiene más bien el aspecto de una ballena azul. Como suele ser habitual en la productora, pésimamente recreada siempre en CGI.

La película: Una idea que puede tener su gracia, es cierto, pero no se emocionen ustedes. Se trata de una producción Asylum con todo lo que ello comporta: banalización del argumento, guión inexistente, pobrísimos efectos especiales,  actores con el piloto automático puesto y música machacona como único argumento para provocar tensión en el espectador. A pesar de todo, aunque ninguna de las implicaciones políticas, religiosas o antropológicas del texto original de Herman Melville se encuentran, por supuesto, en esta paupérrima adaptación, de algún modo queda algún poso del hecho de coger una gran novela como Moby Dick y trasladarla al siglo 21, sustituyendo el ballenero por un submarino de idéntico nombre y mostrando constantes alusiones a la novela.

En el reparto destacamos dos rostros muy conocidos para los televidentes: Barry Boswick, al que todos recordamos como torpe alcalde en Spin City, interpretando al Capitán Ahab y a Renée O´Connor -  la intrépida Gabrielle, compañera de Xena - que encarna a la joven bióloga, remedo del Ismael de la novela original, y que ya había trabajado para el director en la serie de Ciencia-Ficción Ark.

Lo más sangrante de esta producción, al fin y al cabo, es que deja patente una forma muy concreta de entender la producción fílmica: películas baratísimas dirigidas a un público excesivamente infantil o poco exigente, con efectistas campañas publicitarias dispuestas a recaudar a algún despistadillo - cada vez menos -  y sin ningún valor artístico o técnico que pueda mínimamente salvarse. Aquí el hecho de adaptar una de las obras cumbres de la literatura norteamericana  y de que contrataran, a tal efecto, a un prometedor director de cortometrajes, el joven Trey Stokes, deja a las claras que este mecanismo engulle cualquier posibilidad de hacer mella de un modo mínimamente talentoso en toda esta metralla fílmica que como gigantesco cachalote nos llega periódicamente y de manera siempre rimbombante.

A destacar: La carencia de sentido del ridículo de la productora no tiene límites. Prueba de ello es la secuencia en la que la enorme ballena, sintiéndose acosada por los humanos, decide poner tierra por medio huyendo por la playa y sorprendiendo a propios y extraños con un gran salto con el que atraviesa la isla de punta a punta. Como lo leen.



Trailer original

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