domingo, 22 de abril de 2012

PROFUNDIDAD SEIS (USA, 1989)

Título original: DeepStar Six. Dirección: Sean S. Cunningham. Guión: Lewis Abernathy, Geog Miller. Producción: Carolco Entertainment  & TriStar Pictures. Música: Harry Manfredini. Intérpretes: Nancy Everhard, Greg Evigan, Miguel Ferrer, Cindy Pickett, Marius Weyers, Taurean Blacque, Nia Peeples, Matt McCoy, Elya Baskin, Thom Bray, Ronn Carroll.  Duración:93 minutos.


De qué va: Un equipo de ingenieros y científicos instalan una base nuclear  para los Estados Unidos a seis millas de profundidad. En las labores de excavación dinamitan una gruta que alberga a un peligroso inquilino, una criatura desconocida para el ser humano pero que está dispuesta a recuperar el tiempo perdido...

La criatura: Un gigantesco artrópodo, una especie de crustáceo que no corresponde con criatura marina conocida. De gran fuerza y resistencia, se siente atraída por la luces - a esas profundidades abisales luz equivale a comida - mostrando una gran agresividad. La falta de presupuesto la solventa el departamento de efectos a través de un animatronic poco impresionante que casi siempre vemos a través de tomas rápidas y poco iluminadas lo cual multiplica su efectividad en pantalla.

 La película: Serie B en toda regla cuyo mayor inconveniente estriba en nadar entre dos aguas, si se me permite el juego de palabras. Una primera parte demasiado parecida a The Abyss - pero sin la aparatosidad y nivel técnico de aquella - y un tercio final muy parecido a Leviathan, a su vez refrito de mil cosas antes vistas. Curiosamente las tres coincidieron en cartelera. El resultado es una modesta cinta carente de cualquier atisbo de originalidad aunque, eso sí, con algunos aciertos parciales como la secuencia de la descompresión "instantánea" o los dardos insufladores de aire, por citar un par de ejemplos.

Un reparto anodino, - si exceptuamos al siempre eficiente Miguel Ferrer, aquí en un irritante papel - no ayuda demasiado a levantar un argumento plano y llevado por Cunningham con su habitual  dirección funcional, correcta aunque carente de imaginación. El monstruo tarda una hora en aparecer y el escaso - aunque bien empleado - presupuesto no da para mostrarlo con claridad, circunstancia esta que llega a convertirse, paradójicamente, en uno de sus principales aciertos. Buena fotografía submarina a cargo de Mac Ahlberg - House, una casa alucinante, Re-Animator-. Dentro de sus limitaciones, resulta entretenida.

A destacar: Concebir un bicho no lo suficientemente grande para destruir un complejo submarino, no tan pequeño como para poder introducirlo dentro, debió ser un problema para los guionistas hasta el punto de que la criatura es la que causa menos estragos a lo largo del metraje. Un cúmulo de negligencias y despropósitos de los protagonistas son los que van provocando sucesivos accidentes y complicando paulatinamente la situación. Resulta, cuando menos divertido.  


Fragmento del film (en castellano)

domingo, 19 de febrero de 2012

2010: MOBY DICK (USA, 2010)

Título original: 2010: Moby Dick. Dirección: Trey Stokes. Guión: Paul Bales. Producción: The Asylum. Música: Chris Ridenhour. Intérpretes: Barry Bostwick, Renée O´Connor, Matt Lagan, Adam Grimes, Derrick Scott, Dean Keryling, Jay Gillespie.  Duración: 87 minutos.

De qué va: El Capitán Ahab roba el Pequod, un submarino atómico de la marina norteamericana, con la intención de dar caza a una gigantesca ballena blanca, Moby Dick, que es la responsable de que perdiera su pierna cuando era un joven marino. En su persecución recoge a una joven bióloga, la Dra. Michelle Herman - ¿lo pillan? -, para que le ayude en su búsqueda aunque esta no parece muy dispuesta a secundar las aviesas intenciones del capitán.

La criatura: Ya se sabe que en The Asylum "cuanto más, mejor". Una ballena de proporciones estratosféricas que no corresponde a la especie cachalote de la novela original y, aunque conserva el color blanco, tiene más bien el aspecto de una ballena azul. Como suele ser habitual en la productora, pésimamente recreada siempre en CGI.

La película: Una idea que puede tener su gracia, es cierto, pero no se emocionen ustedes. Se trata de una producción Asylum con todo lo que ello comporta: banalización del argumento, guión inexistente, pobrísimos efectos especiales,  actores con el piloto automático puesto y música machacona como único argumento para provocar tensión en el espectador. A pesar de todo, aunque ninguna de las implicaciones políticas, religiosas o antropológicas del texto original de Herman Melville se encuentran, por supuesto, en esta paupérrima adaptación, de algún modo queda algún poso del hecho de coger una gran novela como Moby Dick y trasladarla al siglo 21, sustituyendo el ballenero por un submarino de idéntico nombre y mostrando constantes alusiones a la novela.

En el reparto destacamos dos rostros muy conocidos para los televidentes: Barry Boswick, al que todos recordamos como torpe alcalde en Spin City, interpretando al Capitán Ahab y a Renée O´Connor -  la intrépida Gabrielle, compañera de Xena - que encarna a la joven bióloga, remedo del Ismael de la novela original, y que ya había trabajado para el director en la serie de Ciencia-Ficción Ark.

Lo más sangrante de esta producción, al fin y al cabo, es que deja patente una forma muy concreta de entender la producción fílmica: películas baratísimas dirigidas a un público excesivamente infantil o poco exigente, con efectistas campañas publicitarias dispuestas a recaudar a algún despistadillo - cada vez menos -  y sin ningún valor artístico o técnico que pueda mínimamente salvarse. Aquí el hecho de adaptar una de las obras cumbres de la literatura norteamericana  y de que contrataran, a tal efecto, a un prometedor director de cortometrajes, el joven Trey Stokes, deja a las claras que este mecanismo engulle cualquier posibilidad de hacer mella de un modo mínimamente talentoso en toda esta metralla fílmica que como gigantesco cachalote nos llega periódicamente y de manera siempre rimbombante.

A destacar: La carencia de sentido del ridículo de la productora no tiene límites. Prueba de ello es la secuencia en la que la enorme ballena, sintiéndose acosada por los humanos, decide poner tierra por medio huyendo por la playa y sorprendiendo a propios y extraños con un gran salto con el que atraviesa la isla de punta a punta. Como lo leen.



Trailer original

jueves, 2 de febrero de 2012

ANACONDA 3: La Amenaza (USA-Rumanía, 2008)

Título original: Anaconda 3: The Offspring. Dirección: Don E. FauntLeRoy. Guión: Nicholas Davidoff, David C. Olson. Producción: Castel Film. Música: Peter meisner. Intérpretes: Crystal Allen, David Hasselhoff, John Rhys-Davies, Patrick Regis, Anthony Green, Alin Olteanu, Toma Danila, Mihaela Elena Oros, Bogdan Uritescu.  Duración: 85 minutos.

De qué va: Un multimillonario (John Rhys-Davies) consigue criar en laboratorio una pareja de anacondas hipervitaminadas y supermineralizadas gracias a la orquídea sangrienta del título precedente. Cuando las serpientes logran escapar de su cautiverio, es menester contratar a un grupo de cazadores encabezados por Hammett (David Hasselhoff) para atraparlas antes que estas se reproduzcan.

La criatura: Una pareja de super-anacondas de 18 metros, más rápidas, ágiles y violentas de lo normal merced a los efectos secundarios del tratamiento a base de la orquídea sangrienta - véase Anacondas: la cacería por la orquídea sangrienta  -. Su recreación se limita a unos deficientes CGI que hacen añorar los efectos especiales de los títulos anteriores - que tampoco eran cosas de otro mundo, por cierto - .

La película: Flojísima producción televisiva que masacra sin pudor elementos sacados directamente de Predator e incluso Alien. Desde los primeros instantes nos damos cuenta de la modestia de la propuesta, intentando hacer pasar un bosque transilvano por una jungla tropical y mostrando unos CGI paupérrimos que llegan hasta el punto de mostrarnos a las serpientes desplazándose ¡en línea recta! pasando por encima de las leyes de la física y la anatomía de estos reptiles - los técnicos de efectos debían ser los únicos que no saben que las serpientes se desplazan por ondulación lateral -.

El principal problema de la cinta no son todas estas incoherencias, sino la pobreza de su guión, de una simpleza aplastante y que avanza a base de topicazos del género. Esto provoca un inmediato cansancio al descubrir a los diez minutos de metraje que esta película nos la sabemos de memoria.

Del reparto no podemos menos que destacar la  - cuando menos bizarra - elección de Hasselhoff. Su mejor interpretación hasta la fecha, para qué engañarnos, la tuvo en Bob Esponja, the movie, donde, en un ejercicio de sana ironía, era capaz de reírse de su propia imagen parodiando su papel de vigilante de la playa. Si aquí hubiera optado de nuevo por la autocaricatura hubiera tenido un pase, pero desgraciadamente tanto director como actor eligen tomarse en serio un personaje que no hay por donde cogerlo. El magnífico John Rhys-Davies - 12 días de terror, En busca del Arca perdida - pasa por allí para cobrar su cheque y la sexy Crystal Allen nos hace de la socorrida bióloga con remordimientos, ofreciéndonos unas poses impagables cada vez que empuña una pistola. La película está diseñada - es un decir - para continuar inmediatamente con una cuarta parte donde no repetirá Hasselhoff  aunque volveremos a disfrutar de la anatomía de Allen y la desgana de Rhys-Davies.

A destacar: Como único motivo de diversión, el director carga las tintas con escenas de gore verbenero en los primeros instantes de la cinta. Desgraciadamente, el splatter pronto da paso a la socorrida y falsa sangre digital.  



Trailer del film

lunes, 9 de enero de 2012

LEVIATHAN: el demonio del abismo (USA-Italia, 1989)

Título original: Leviathan. Dirección: George Pan Cosmatos. Guión: David Peoples & Jeb Stuart. Producción: MGM. Música: Jerry Goldsmith. Intérpretes: Peter Weller, Richard Crenna, Amanda Pays, Ernie Hudson, Hector Elizondo, Daniel Stern, Lisa Eilbacher, Michael Carmine, Meg Foster.  Duración: 97 minutos.

De qué va: Los trabajadores de una base minera submarina están a punto de terminar su turno de 90 días. En una de sus introspecciones encuentran un barco ruso hundido a 5000 metros de profundidad de donde recogen una caja fuerte con diversos objetos. Pero algo más ha entrado en la base...

La criatura: Inclasificable. Una especie de mutación genética de origen desconocido, tal vez creada por los rusos - ya se sabe, en los 80 origen de todos los males - que se alimenta de sangre humana y hereda características de sus víctimas. Tras años bajo el mar, ha adaptado diversas características de las criaturas abisales.

La película: A finales de los 80 se puso de moda todo tipo de amenaza en el fondo del mar a través de una serie de títulos cuyo máximo exponente fue The Abyss de James Cameron. Leviathan supone un apañado esfuerzo de producción que bebe sin pudor alguno de dos clásicos como Alien, el octavo pasajero y The Thing. De la cinta de Ridley Scott llega incluso a plagiar la fisionomía y carácter de los miembros de la tripulación donde Weller emula a Tom Skerritt, la guapa Amanda Pays a Sigourney Weaver - plano en braguitas incluído - , Ernie Hudson - Cazafantasmas - a Yaphet Kotto, Richard Crenna al personaje de Ash, el misterioso científico que inmortalizara Iam Holm y así hasta completar la tripulación... De la de Carpenter saquea sin miramientos las características de la criatura, que va  "poseyendo" uno a uno a los tripulantes adaptando su forma a la del anfitrión. Si encima añadimos un diseño de producción calcadito al de Alien - no en vano ambos son responsabilidad de Ron Cobb - y una estructura que sigue al milímetro ambos films, resulta sorprendente que no se enfrentaran a una demanda por flagrante plagio.

Con todo, la película se deja ver gracias a la profesionalidad de los distintos responsables en sus apartados - Stan Winston en los efectos, Jerry Goldsmith en la banda sonora, Alex Thomson en la fotografía - que compensa en parte la siempre tosca caligrafía y torpe narrativa de Pan Cosmatos que igual consigue algún que otro momento de lograda tensión como nos regala un final directamente ridículo.

Como luctuosa anécdota señalar que este supuso el último trabajo del prometedor Michael Carmine, al que recordamos especialmente por su divertido personaje de Carlos, un mafioso de poca monta que intenta hacer la vida imposible a unos ancianitos, en la ñoña pero simpática Nuestros maravillosos aliados. Un fallo de su corazón - curiosamente la causa que a punto está de provocarle la muerte al comienzo de la cinta -  acabó con su vida a la temprana edad de 30 años.

A destacar: A pesar de tratarse este de un trabajo menor, podemos calificar de notable la labor de Stan Winston - Terminator, The Thing, Aliens, el regreso -  en el diseño y recreación de la criatura, especialmente en las secuencias que trascurren dentro de la base minera.


Trailer original